La música activa la misma zona cerebral que la comida y el sexo. No es de extrañar que ya sólo por eso nos haga felices ¿no crees?
Siempre me ha gustado definir la música como un canalizador de emociones, pero nunca había entendido porqué consigue generar ese efecto tan maravilloso en nosotros, así que decidí investigar un poco más sobre ello.
Hace un par de días descubrí un vídeo que habla sobre la relación de la música, las emociones y neurociencias. Son 28 minutos que os recomiendo que invirtáis en descubrir un mundo lleno de sonido. De todas formas, os dejo mis conclusiones para que podamos compartir conocimiento.
Stefan Koelsch, profesor de psicología de la música revela una pregunta que seguro se os ha pasado por la cabeza más de una vez…
¿Por qué hay canciones que nos hacen sentir profundamente tristes y otras nos llenan de euforia?
Esto es debido a que las señales acústicas que nuestros oídos recogen y envían al cerebro se codifican en fracciones de segundo. Por ello, el cerebro involucra a las emociones para que consigan transformar el sonido en algo comprensible.
Pero es que la música va dos notas más allá, ya que dando igual la cultura y si entendemos o no la letra de la canción, somos capaces de deducir si una pieza suena alegre, triste, enfadada… debido a las tonalidades utilizadas (en música triste se emplean acordes menores, tempo más lento…).
Entonces, si estoy triste y pongo una canción triste ¿estaré más triste aún?
No, porque realmente la música nos ayuda a equilibrar las emociones ¿Cómo?
En general provoca una liberación de dopamina (hormona del placer). Desde luego no todas las canciones provocan la misma cantidad de esta hormona, no es lo mismo escuchar nuestra canción favorita que una canción que no nos guste.
Entonces, cuando estamos triste y ponemos una canción lenta, se liberará menos dopamina, pero la justa para hacernos sentir mejor ¡Alucinante!
Además, esta liberación de dopamina se produce en el momento álgido de la canción, pero segundos antes, nuestro cerebro que es muy listo, se anticipa y activa una zona llamada núcleo accumbes (una de las principales áreas que permite que la voluntad se traduzca en acción, permitiendo la realización de conductas de búsqueda de placer). Por ese motivo hay personas adictas a la música (melómanos), porque esta sensación es tan buena y les genera tal estado de bienestar, que necesitan repetirla día a día.
La música en el cine
Otro efecto fascinante y que muchas veces pasamos por alto, es la música en el cine. En el minuto 5:37 del documental, podemos ver como Ibaldo, músico y compositor, se dedica a poner música a tiempo real en las películas. Es alucinante como juega con nuestras emociones en cuestión de segundos.
Escoge una escena y toca dos músicas totalmente distinta. De repente la escena pasa de amor a una situación totalmente incomoda.
Esto lo consigue utilizando notas disonantes, ya que es un sonido que no suena para nada amable a nuestro cerebro, es más, nos produce angustia, entonces nuestro cerebro codifica la imagen como si fuese algo malo ¿curioso verdad?
Y es que el cerebro, por muy listo que sea, necesita patrones para entender el entorno y darle sentido, así conseguimos hacer predicciones y creamos expectativas.
Musicoterapia
Pero es que lo fantástico de la música, no es sólo que nos haga pasar momentos memorables, si no que ayuda a gente a vivir su día a día.
La musicoterapia se practica con gente con depresión, estrés post traumático, gente que ha sufrido abusos, para ayudar a expresar sentimientos, potenciar la memoria… Esto es debido a que sin ser conscientes, asociamos los sonidos que apreciamos, por sutiles que puedan ser, con las emociones. Esta asociación sonido-emoción hace que entendamos las situaciones en las que estamos, permitiéndonos reaccionar acorde al contexto.
La música activa las áreas del cerebro que se encargan de la imitación y la empatía. Son las zonas donde están las neuronas espejo, que actúan reflejando las acciones e intenciones de los otros como si fueran propias. Eso nos permite compartir sentimientos.
Incluso los niños con autismo son propensos a componer música porque les resulta más fácil comunicarse.
¿Es importante poner música a un bebé?
Como bien dice Stefan, somos de forma innata, criaturas musicales por naturaleza.
Además de permitirnos desempeñar funciones sociales, necesitamos esas habilidades para aprender a hablar.
Cuando nacemos no entendemos el significado de las palabras, pero los bebes de tan sólo 3 días ya pueden reaccionar ante estímulos musicales. Es un aspecto importante del lenguaje, ya que la música no sólo transmite emociones, si no que también transmite información semántica a través de las palabras.
Depende de lo rápido, lento, alto, bajo que hablemos, la entonación que utilicemos… daremos a entender una cosa u otra. Es como hablarles con una especie de canción, una forma musical de hablar.
Y esto es mucho más importante de lo que creemos, porque hay estudios que demuestran que si los padres no hablan desde pequeños a sus hijos jugando con la entonación, es más probable que padezcan trastornos del habla y del lenguaje.
¿Qué es lo más bonito de la música?
Los humanos somos una especie social y no podríamos haber sobrevivido a lo largo de la evolución sin cooperar ni comunicarnos entre individuos. Mientras hacemos música, volvemos a vivir esas experiencias y ponemos en marcha esas funciones sociales. Intentamos averiguar que quiere el otro sin que nos lo diga explícitamente, otro de los motivos que nos permite compartir sentimientos.
Después de componer o escuchar música estamos más unidos, confiamos más en el otro porque estamos seguros de que nos ayudará la próxima vez que nos sintamos solos o tengamos un problema. Nos ayuda a confiar de nuevo en la especie humana.
Te animo a escuchar música cada vez que puedas, a ir a conciertos y a compartir esta experiencia, porque la música, nos hace más humanos.
Por mi parte os dejo este tema, que siempre me saca una sonrisa, a ver si consigo activar vuestras neuronas espejo 🙂
Me encantan tus artículos Raquel.
Siempre me ha gustado trabajar y estudiar en silencio, pero…¡lo voy a reconsiderar!
Mariate
¡Muchas gracias Mariate! Me has sacado una sonrisa 🙂
A mi para estudiar me gusta el jazz o la música clásica, pero claro, todo depende de los gustos de cada uno…
¡Un abrazo!
La verdad es que siempre que escucho salsa o una sevillana, me animo y acabo bailando ??. Ahora entiendo porque ?!
Después de leer tu artículo, creo que lo haré más a menudo. Gracias Raquel!!!! ??
jaja Gracias a ti Nani por tu comentario y buen humor. Si es que no podía ser de otra manera. Cantando y bailando somos más felices y hacemos felices a otros 🙂 ¡Un abrazo y a mover el esqueleto!
Te escribo mientras escucho la cancion de Easybeats que nos has dejado como postre de este gran articulo. Empiezo a sospechar que a la calidad uno no se acostumbra nunca porque cada vez que leo una nueva entrada de este blog me sigo sorprendiendo. Gracias y sigue escribiendo!
Wow ¡Muchas gracias Iván! Comentarios así me deben llenar de dopamina porque ya tengo ganas de ir a por el próximo artículo Un abrazo y gracias por tus palabras
Me identifico como melomana y el tema me apasiona. Sería interesante aprovechar más sus beneficios como terapia. Felicitarte por tu blog.
Fantástico Angelina Desde luego que tanto la música como los animales son grandes médicos y medicinas ¡Gracias por tu comentario! Un abrazo
Yo también soy melómana y adicta a la dopamina. Muchas noches de estudio las he salvado con música, cambiando de registro en función del grado de somnolencia de cada momento, pero con música en esencia 🙂
¡Muy interesantes tus publicaciones!
Es que es una combinación explosiva Emma 😉 La música nos salva de más de una la verdad jaja ¡Gracias por tu comentario! Un abrazo
Buenísimo el artículo.
Enhorabuena.
Saludos.
¡¡Gracias Sandra!! Me alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo 🙂