Descuartizando (en el buen sentido de la palabra claro), el libro de BrainFluence, de Roger Dooley, uno de sus capítulos me llamo especialmente la atención. “El ¡AY! que se nos escapa al pagar” revela estudios muy interesantes de cómo afecta al cerebro la hora del pago dependiendo de que circunstancias. Os cuento mis conclusiones pero desde luego es un libro que recomiendo leer al completo. Por si os animáis os dejo el enlace aquí abajo ?
Comprar puede Activar el Centro de Dolor del Cerebro
Comprar duele. No siempre ni en todas las circunstancias, pero estudios de neuroeconomía revelan que comprar puede hacer que se active el centro de dolor del cerebro. No asociemos que cuanto mayor sea el gasto mayor será el dolor, si no que es el contexto del intercambio y lo justo o injusto que nos parezca lo que genera o no el dolor.
Puede que nos gastemos 130 euros en vinilos (por ejemplo) con una sonrisa en la cara, pero que al introducir 80 céntimos en una maquina expendedora y no caiga el producto nos consiga enfadar.
Pagarás Contento según lo Justo o Injusto que te Parezca el Intercambio
Según cuenta Roger Dooley, un famoso estudio del economista Richard Thaler, demostró que la gente sedienta en la playa pagaría casi el doble por una cerveza que por la misma bebida en una pequeña tienda destartalada ¡Y es verdad!
Recuerdo que este verano fui de vacaciones con mis amigas a Conil. Estabamos en una cala y había un hombre que se paseaba la playa de arriba abajo ofreciendo bebidas heladas. Le compramos varias veces (el precio de cada bebida eran 2,50), e incluso le dejamos propina por saciar nuestra sed cómodamente, sin tener que movernos de las toallas ni preocuparnos de cargar con nuestras mochilas hasta el chiringuito más cercano que estaría a un kilómetro como mínimo.
En este caso, la comodidad y el calor nos hizo pensar que el intercambio era justo y para nada fue doloroso para nuestros cerebros, si no refrescante para el cuerpo y la mente.
Sin embargo esa noche fuimos a cenar a un restaurante bastante cutre, todo hay que decirlo, y cuando trajeron la cuenta sentí una punzada ¿20 euros por persona por pescado frito grasiento y tomate de lata? Desde luego no parece un trato justo y a mi cerebro tampoco se lo pareció.
La Venta en Paquetes Reduce el Dolor del Pago
Otros factores determinantes son por ejemplo la venta en paquetes. Es decir, si compras los accesorios de un coche y en la etiqueta aparecen muchos artículos, no serás capaz de asignar un precio específico a cada uno de ellos, y por lo tanto, no puedes valorar lo justo del trato o si la utilidad del accesorio merece la pena ¿Curioso verdad?
Entonces si en las tiendas de ropa, vendiesen conjuntos de traje y chaqueta por un solo precio ¿nos costaría menos pagar que viendo el precio por separado? ?
¿Pagar con Tarjeta o en Efectivo?
Pero ahora llega la parte más curiosas de todas a mi parecer. Según Roger Loewenstein, para muchos consumidores, la tarjeta de crédito elimina en gran parte el dolor de compra. Sin embargo, sacar dinero de la cartera y entregarlo nos hace pensar dos veces si realmente queremos comprar ¡Y también es verdad!
Por lo menos yo me siento totalmente identificada en este aspecto. En la cuenta bancaria sólo hay números. En el momento que entregas la tarjeta y te la devuelven, esta sigue siendo físicamente la misma, no hay nada que haya cambiado (salvo cuando miras a posteriori tu cuenta), pero en el momento del pago es indiferente, por lo menos para mi cerebro.
Sin embargo, si tienes 3 billetes de 20 y tienes que pagar 50 euros, te van a devolver 10. Es un cambio mucho más notable ¿no crees?
Menos mal que gestiono bien mis ingresos, porque esto puede ser un problema para las personas que carecen de disciplina económica. Aunque una cosa me ha quedado clara, cuando quiera ahorrar llevaré el dinero necesario en efectivo y dejaré la tarjeta en casa, por si las moscas…
Y a vosotros ¿también os cuesta menos pagar con tarjeta que en efectivo? ¿Habéis disfrutado pagando algunas cosas y sufrido por otras?
Efectivamente, es una ilusión engañosa que nos hace sentir más poderosos y menos conscientes de lo que gastamos que cuando pagamos con dinero en efectivo.
Me alegra saber que no soy la única a la que le pasa Angelina ¡Gracias por comentar! Un abrazo
He de decir que me ha gustado mucho el artículo. Es totalmente cierto que depende de si te parece justo o injusto pagas con una sonrisa o con desgana. Es algo claro pero que no se me había ocurrido pensar hasta ahora. Le echaré un ojo al libro porque si es de este estilo seguro que me va a encantar. Por cierto, el estilo de tu blog me parece muy elegante. Me suscribo a la espera de más artículos como este.
Hola Juanjo, muchas gracias por tu comentario y por suscribirte 🙂 Me alegra mucho que te guste el estilo de mi blog. Te recomiendo 100% este libro porque cada página te hace descubrir y aprender algo nuevo. Yo ahora lo estoy volviendo a leer porque me encantó. Es claro, sencillo y con ejemplos increíbles. Ya me contarás que te parece cuando lo termines. Un abrazo
Qué buen artículo! Reconozco que a
mi me duele pagar siempre que compro aunque después el dolor se rebaje con la materia obtenida a cambio, sobre todo si son vinilos! Pero es verdad que duele menos pagar con tarjeta que con efectivo, parece que gastas menos aunque muchas veces gastes más 🙂 Saludos y enhorabuena por el blog.
¡Gracias Iván! Desde luego es otro punto de vista, comprar siempre duele jajaj Aunque me alegra que siga quedando gente que disfrute como yo comprando vinilos. Siempre es un gasto merecido 🙂 Un abrazo
Totalmente de acuerdo y como los expertos en marketing lo saben la tendencia es usar cada vez menos el efectivo.
Pagar con tarjeta duele menos pero ver el.extracto de la tarjeta a fin de mes duele mucho mas.
Felicidadez por tu articulo
¡Gracias Rafael! La verdad que hay que llevar un control de lo que gastas porque es cierto que sino a final de mes es un hachazo para el cerebro. Tienes razón que cada vez se utiliza menos el efectivo, y acabaremos pagando con la huella dactilar, cosa que será aún más peligrosa ya que no te da la sensación de estar ejecutando el pago. Creo que hay que adaptarse al futuro teniendo siempre autocontrol para no llevarse sorpresas. Un abrazo
Muy interesante! cada vez todo se gestiona con más inmediatez, de manera que… »ahorramos» en tiempo y en dolor, aunque el dinero se evapora del mismo modo. Me ha encantado el post Raquel.
¡Gracias Angie! 🙂 Al final todo es cuestión de perspectivas ¿no?… Un abrazo!
Una muy buena explicación de lo que sentimos cuando compramos, al menos ya tenemos las respuestas al porqué de nuestras sensaciones como consumidores cuando pagamos con uno u otro medio de pago. Fantástico!
¡Gracias Miguel Ángel! No se si tendremos todas las respuestas, pero desde luego que por lo menos yo le encontré el sentido a muchas de mis emociones cuando compro. Un abrazo
De esto que de repente descubres algo más fascinante de una persona que creías que no podía serlo más. De esto que aunque la conozca desde que nacimos me sigue sorprendiendo. Lo hace ella y lo ha hecho ahora este blog que me ha enganchado desde la primera letra, desde la primera foto, desde la primera reflexión. Me ha encantado este artículo que me ha hecho sonreír pensando: ¡qué cierto! Y así es, parece que un puñado de papeles duelen un poquito más que un trozo de tarjeta (que no sabes de dónde viene ni dónde está pero que parece menos real). Gracias por hacernos pensar durante unos minutos y por compartir temas tan curiosos y geniales (L). Por cierto, hay algo que yo siempre digo con esto del dinero y el valor de las cosas y es: ¡Las cosas valen lo que tú estés dispuesto a pagar por ellas! Lo caro o barato es relativo. ¿Cuánto estaríamos dispuestos a pagar por una botella de agua en el desierto? O de repente nos molesta pagar 3€ por un llavero en la Torre Eiffel cuando horas después lo vemos «igual» por 50 céntimos. ¿Nos hemos preguntado acaso cuánto se merece un llavero que paguemos por él? Ahí lo dejo 🙂
Oooh ¡Gracias Rebeca! Siempre consigues sacarme una sonrisa 🙂 Es muy importante para mi que te guste y parezca interesante lo que escribo. Tu comentario me da fuerzas para coger otro papel en blanco y escribir más. Que razón tienes cuando dices que las cosas no son caras o baratas, siempre es relativo. Me encanta el ejemplo de la botella de agua en el desierto. Seguro que en esa situación, pagaríamos lo inimaginable. Gracias siempre por tu apoyo
Interesante reflexion…muy util
¡Gracias Jorge! Un abrazo
Yo pago el 90% de las cosas con tarjeta. He de confesar que lo hago por comodidad (vida estresante, cajero lejano) y porque me duele menos. Ahora, esto como todo tiene sus consecuencias, como por ejemplo que me cuesta un esfuerzo tremendo ahorrar ?
Desde luego Patri, todo parece más fácil y cómodo con tarjeta. Gracias por comentar. Un abrazo
Mientras leía el artículo pensaba en lo doloroso que sería para nuestros cerebros tener que pagar el alquiler del piso en efectivo todos los meses. Muy interesante resumen de cómo podemos proteger a nuestras neuronas 🙂
Desde luego Emma ¡que buen ejemplo! He pensado en como sería y creo que dejaría de vivir de alquiler ? Me alegra que te haya gustado el artículo. Un abrazo
Interesantes reflexiones Raquel. Felicidades por tu artículo y por tu blog.
Conozco gente que ha tenido que pedir créditos para poder hacer frente a los pagos realizados con su tarjeta de crédito, y lo que es peor, que no se ha enterado de lo mucho que debía hasta que no le ha llegado el extracto.
Gracias por tu comentario Mariate. Hay que tener cuidado porque cada vez es más fácil gastar dinero. Dentro de poco se podrá pagar también con la huella dactilar. Hay que tener autocontrol y gestionar bien nuestras cuentas si no queremos llevarnos sorpresas desagradables. Un abrazo
Acabo de descubrí tu blog y me ha encantado. Te cuento que al igual que tu, soy publicista y llevo la cuenta de un banco en mi país (Perú). Y sí, hay muchas verdades en lo que dices, la estrategia año a año es migrar las operaciones a digital pues hemos visto que los consumos en compras con tarjeta (sobretodo a través de internet) es cada vez mayor, por ello también las cadenas retail tienen mayores ofertas o descuentos por comprar online. Un abrazo y tienes una nueva seguidora en tu blog!
Hola Reina, desde luego. Cada vez hay que ponérselo más fácil al cliente porque la experiencia que tenga determinará si continua consumiendo o no tu marca. Me alegra mucho que te haya gustado el blog y que me leas desde tan lejos 🙂 Un abrazo
¡Hola Raquel! Es primera vez que veo tu página y me encantó la manera en cómo redactas y escribes sobre distintos temas científicos/emocionales que afectan nuestra manera de percibir, entender y reaccionar ante nuestro entorno a diario. De igual manera, soy un apasionado de la lectura, la investigación y el conocimiento, con los cuales podamos ayudar a los demás difundiendo la información existente. Tengo un instituto de coaching musical y estoy a favor de usar el marketing sensorial a favor de una venta que beneficie al cliente al aportarle un excelente ratio de costo-beneficio. Muchas felicidades por ser tan generosa con tus conocimientos, referencias bibliográficas y manera tan cálida de aportar valor y contestar mensajes de seguidores. Por mi cuenta, te seguiré desde México (soy venezolano) y mis más sinceros agradecimientos. 🙂
Hola Virgilio, que bonitas palabras me dedicas, lo aprecio mucho ¡gracias! Me alegra mucho que te haya gustado el contenido y la forma de contarlo.
¡Qué bonita profesión tienes! La música, a mi parecer, es el mayor canalizador de emociones que existe.
Tengo algún artículo sobre el cerebro de los músicos o cómo afecta la música a la hora de realizar una venta o preparar un escenario que te pueden parecer interesantes. Por si quieres leerlos te dejo aquí los enlaces.
https://www.mascaraquemarketing.com/el-cerebro-de-los-musicos/
https://www.mascaraquemarketing.com/musica-y-comida/
https://www.mascaraquemarketing.com/estrategias-de-marketing-auditivo/
¡Gracias de nuevo por dedicar tu tiempo a escribirme un comentario!
Que increíble, la verdad siempre pago con tarjetas y me guardo el efectivo, aunque me parecen , muchas veces, los cobros o comisiones demasiado excesivos..